El gran lobby esquizofrénico religioso mundial
Estoy absolutamente convencido que todos los religiosos son capaces de percibir y comprender perfectamente la componenda de incoherencias lógicas y fantasías de las creencias religiosas ajenas a la suya propia.
Si reflexionaran esta circunstancia un poco, deberían ser capaces de comprender que los religiosos de esas otras creencias les han de percibir a cada uno exactamente con el mismo menosprecio a su lucidez mental; es decir, que deberían entender que dicha percepción es recíproca; pero la nulidad de juicio crítico hacia su propia creencia religiosa les impide percatarse de esta incuestionable evidencia.
Así que, entre diferentes creencias religiosas todos se perciben mutuamente locuelos, sin que sean capaces de asimilar la idea de que a ellos se les vea igual por motivo obvios. Pero si alguien, desde el puro escepticismo critica una u otra religión, entonces saltan todos los locos religiosos cómplices contra el escéptico exigiendo respeto, incluso por lo que ya son capaces de entender que es fantasía en el otro.
¿Habremos de respetar los escépticos la creencia de todos quienes se creen Napoleón?
Vivimos una auténtica conjura social de paranoicos instalados en los cultos religiosos, que los unos a los otros entre creencias religiosas diferentes son capaces de identificar su lado mórbido mental, pero que se alían todos para defenderse de quien les pueda explicar en qué consiste su descarrilamiento.
Desde esta perspectiva percibo a nuestra sociedad como un hospital psiquiátrico en el que todos los esquizofrénicos se hubieran hecho con el control del mismo censurando cada observación de los psiquiatras, e incluso imposibilitando cualquier posible medida de asistencia sanitaria mental.
Félix Zacarías
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