Por un escepticismo altruista y responsable

Yo quiero convertir a los creyentes cuando menos en no tan creyentes, y no veo nada de malo en ello. No les acosaré por la calle o llamaré a las puertas de sus casas como hacen muchos de ellos, pero siempre difundiré ciencia escepticismo, conocimiento anticreencias religiosas con ese objetivo desde mi perfil fb. También quiero convencer a la gente, por ejemplo, que si practica el sexo es recomendable usar preservativo y que a su vez se ha de recomendar; o que no se debe apedrear a alguien por un acto de infidelidad sexual. Y, siguiendo con los por ejemplos, si la creencia religiosa promueve entre las personas discriminación hacia las mujeres o hacia los homosexuales, también querré convertirlos en menos creyentes, cuando menos en la medida que el recorte efectuado en su creencia implique un mayor respeto hacia las otras personas. Y no sigo dando ejemplos de comportamientos o concepciones basadas en las creencias susceptibles de crítica porque la lista es demasiado larga. Basta con que un comportamiento sea cuestionable basado o no en una creencia religiosa para que yo tenga derecho a cuestionarlo, y si depende de su creencia a cuestionar esta última. Es preciso también reclamar a los religiosos que acepten ante la posibilidad de que ciertas concepciones o fundamentos religiosos puedan ser erróneos y perjudiciales para otras personas o la convivencia, atiendan y razonen las observaciones que se les hagan ignorando sus creencias, dado que la creencia no se puede constituir en un escudo protector de la opinión propia invulnerable a la razón y el entendimiento entre la diversidad de personas y creencias.

Si se tienen convicciones razonables se ha de tener todo el derecho del mundo para manifestarlas con y sin propósito proselitista, y es tan digno de respeto que el Papo desde su balcón en la plaza de San Pedro trate de convencer al mundo que se convierta al cristianismo como que yo o cualquier otra persona desde su perfil Facebook intente convencer al mundo precisamente de todo lo contrario: que despierte y que deje de creer en absurdos cuentos de hadas fabricados por humanos de la edad de bronce con los que no se va a resolver ni uno sólo de los grandes problemas que aquejan a la humanidad en la actualidad

Félix Zacarías